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«He corrido sobre sal petrificada, arena y roca, atravesado ríos, salvado desniveles de espanto, soportado variaciones de temperatura de 50 grados, poniendo cuidado en no perder de vista las banderitas rosa clavadas en el suelo que nos sirven de referencia. ¿Cómo soportarlo? Hablando solo, visualizando cosas positivas, prometiéndome pequeñas recompensas para el tramo final, como ponerme los cascos y escuchar música. Un ultramaratón es un pulso contra las limitaciones de tu cuerpo, sí, pero sobre todo de tu mente. Es una lucha interior».

El que así habla es Chema Martínez. Lo conocíamos por sus grandes logros en atletismo: campeón de Europa de 10.000 metros en Múnich 2002, subcampeón de maratón en Barcelona 2010, este madrileño de 42 años es casi un asceta del deporte. Su libro «No pienses, corre», es una pequeña biblia para los «runners». Los 42.195 metros del maratón se le habían quedado pequeños y este año ha aumentado la apuesta a 250 kilómetros.

Control físico

PG_25102014_UltraTrailTapalpa_471Hace tres semanas, logró el triunfo en el Atacama Crossing, penúltima prueba del circuito Grand Slam 4 Deserts (www.4deserts.com), que lidera después de quedar segundo en el Sáhara y primero en el Gobi. En Atacama le sacó cinco horas al segundo clasificado y cuenta con un colchón importante para defenderlo en la última cita, que comienza mañana: la Antártida, el desierto helado. «Con acabar lo tengo hecho. Pero soy competitivo y también quiero ganar este ultramaratón», confiesa a ABC. «En el Sahara pagué mi inexperiencia –la carrera transcurría en territorio jordano, el más seguro dada la geopolítica del desierto más cálido del planeta–, pero he mejorado mucho, controlo mi físico y la distancia, soy más seguro y fiable al establecer el rumbo, y eso que voy el primero, solo y sin referencias de otros participantes».

El madrileño empleó 25 horas y 57 minutos en cubrir las siete etapas del Atacama Crossing, a razón de un maratón diario, por delante del austriaco Herbert Lehner (30 horas y 54 minutos) y el inglés Jonty Cowan (31 horas y 31 minutos). En las pruebas del Grand Slam 4 Deserts, cada participante debe cargar con el alimento necesario para la supervivencia en una mochila que debe pesar unos 10 kilos, dado que la organización solo provee de agua, una plaza en una tienda para descansar y asistencia sanitaria. En el petate no debe faltar una brújula, un espejo, el saco de dormir, mudas, ropa de abrigo y un kit médico.

La última prueba

El «veneno» de los ultramaratones se lo inoculó un amigo, José Luis, que también participa en este reto. Junto con otros participantes forman el equipo Corre 1km+, que colabora con Cruz Roja y su llamamiento de emergencia humanitaria «Ahora + que nunca». En Atacama consiguieron la primera posición en la general por equipos. La última prueba ha sido bautizada «The Last Desert». «Zarparemos desde Ushuaia, en Tierra del Fuego, y cruzaremos el estrecho de Drake para llegar a la Antártida. ¡Me han dicho que me lleve pastillas y parches antimareo!», comentaba a ABC antes de salir.

Nota original en: http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20141031/sevp-correr-ultramaraton-lucha-interior-20141031.html

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